--No, Elena, eso es una verdad absoluta, llevo desde que descubrí
accidentalmente que tenía una hermana, buscándote, ¡Quería saber quién
eras!, ¿Cómo eras?, ¿por qué, no te había visto nunca?.
Observé
el interior de esos ojos profundamente azules y me avergoncé por haber
creído sentir algo por esta persona, miré por la ventana y la oscuridad
de la noche me devolvió la negrura de mi interior, volví a sentir
una profunda confusión.
Los ladridos de los perros me devolvieron a la
realidad, retumbaban en el silencio reinante, nos miramos unos a otros y
Alejandro raúdo se acercó a la puerta para averiguar cuál era el motivo
de semejante alboroto, un componente de la seguridad acudió presto a
informar, había una incidencia en la seguridad, pero aún no estaban
seguros de en qué parte de perímetro.
Alejandro me cogió del brazo y me condujo hacia el sótano.
--Elena
hasta que solucionemos esto, quiero que te quedes en el búnker, Manuel y tú, una vez cerrado sólo tú podrás darnos paso desde dentro, puedes
comunicarte conmigo por ese móvil que tienes sobre esa mesa, no os
preocupéis de nada, nadie os podrá sacar de aquí si no queréis salir, es
completamente seguro, no os inquietéis, la seguridad es de
guardia pretoriana y hay de todo para resistir un año sin salir de aquí.
Lo
miré sin angustia pero con un agradecimiento que hasta ahora no había
sentido, la puerta se cerró y tras ese parapeto quedé aislada del mundo a
la espera de noticias, comprendí a los náufragos sólos y a la deriva,
Manuel se sentó y su mirada fue de incertidumbre, se encogió de hombros.
Permanecimos en silencio durante mucho tiempo, sin saber qué decir, por fin Manuel rasgó la situación con sus palabras.
--¿Qué te parece todo esto?.
--¡No lo sé!.
--Estoy confusa, ¿ y tú?.
--Esto
es......no sé, ¿Salimos y averiguamos?. Nos han enseñado a desconfiar y
no nos viene mal tener algún control sobre la situación.
--Reconozco que la resurrección de Bruno me tiene sobresaltada y tan sorprendida que no entiendo nada.
--Estoy
preocupado, todo es tan extraño, pero yo solo quiero permanecer a tú
lado y correr la misma suerte, me sentí feliz desde la primera vez que
te ví y lo que decidas será también mi decisión, te seguiré hasta la
muerte.
--Lo único que me falta es que aparezca la señora Bartán y entonces es que ya me arranco la piel a tiras.
--¿Quién es la señora Bartán?.
--La
señora Bartán, la maté accidentalmente, fue un daño colateral, por lo
visto era íntima amiga de la abuela, se creó una situación increíble y
todo se complicó hasta el punto que cuando quise darme cuenta, yacía
entre mis brazos con el cuello roto, fue muy triste pero se volvió loca,
ya dudo de la veracidad de lo que he vivido, no distingo la realidad
del montaje.
--Salgamos de aquí, evaluemos la situación.
--¡Elena, espera! ¿Qué opinas de Alejandro?.
--No lo sé, pero ahora un hermano, me gustaría saber que tiene que decirme, la explicación a toda esta locura.
--¿Puede ser una mentira?.
--¡Puede ser!, pero vamos a llegar al final de todo esto como sea, ¿Estás de acuerdo?.
--Salgamos con mucha precaución.
--¿Dónde tienes el arma?.
--Arriba en el dormitorio, no me pareció adecuado bajarla a la cena, pero no volveré a confiarme, te lo puedo a asegurar.
Avanzamos
en silencio, intentando percibir en medio del silencio nocturno hasta
el más mínimo sonido que nos preparará para lo que pudiera suceder, la
madera del suelo crujía bajo nuestros pies y en la lejanía se escuchaban
voces ininteligibles, al salir al pasillo una sombra
nos inmovilizó, intento defenderme pero me resulta imposible, pienso en
la peor de las situaciones y me siento traicionada, Manuel manotea
intentando defenderse pero estamos vencidos y lo mejor es rendirse, al
menos en ese momento, el ruido del intercomunicador nos deja
paralizados.
Continuará...
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